Ficha de partido: 29.08.1998: Valencia CF 1 - 0 Atlético de Madrid

Ficha de partido

Valencia CF
Valencia CF
1 - 0
At. Madrid
At. Madrid

Equipos titulares

Timeline del partido

escudo local
Inicio del partido
0'
escudo visitante
Miguel Ángel SoriaJocelyn Angloma
28'
Joachim Björklund
35'
Cristiano Lucarelli
40'
Chamot
45'
Descanso
45'
KikoCorrea
45'
Miguel Ángel AnguloLuis Milla
45'
Miguel Ángel AnguloAsist: Adrian Ilie
65'
RobertoBejbl
71'
ValeronLardin
71'
Gabriel PopescuCristiano Lucarelli
82'
Final del partido
90'

Estadio



Nombre: Mestalla
Aforo: 55.000 espectadores
Ubicación: Valencia (Valencia) 
Inauguración: 20/05/1923

Rival: At. Madrid

Records vs At. Madrid

Máximo goleador: Mundo Suárez (16 goles)
Goleador rival: Luis Aragonés (12 goles)
Mayor victoria: 9 - 1 (13.09.1936)
Mayor derrota: 0 - 5 (10.11.1985)
Más repetido: 1-1 (22 veces)

Crónica

Una individualidad del rumano Adrian Ilie permitió que Miguel Angel Angulo marcara el primer gol de la Liga y el del triunfo para el Valencia en un partido torcido por la exagerada obsesión técnica de los dos entrenadores, Claudio Ranieri y Arrigo Sacchi. Sin juego, el Atlético no encontró ni el consuelo de los puntos. Un consuelo demasiado miserable para lo mostrado ayer en Mestalla.

El encuentro, como era de prever desde hace una semana se italianizó desde el primer segundo, con todos los jugadores buscando desesperadamente una presión capaz de destruir hasta la más mínima jugada. Si las cosas van por este camino, el fútbol corre peligro de extinción. Si los tan cacareados sistemas de Ranieri y Sacchi son algo parecido a lo visto ayer en Mestalla, la Liga de las estrellas, la multiplicación de jugadores caros y buenos será un lujo inútil que acabará teniendo fecha de caducidad.

Todo futbolista que trate bien el balón, que guste de jugar por el césped y no por el aire, que trate de encontrar compañeros cerca y de cara al rival en lugar de lejos y de espaldas a la portería contraria, se irá al garete con partidos como el de ayer. No sirven para este fútbol italiano que está tan de moda. Con la búsqueda obsesionada de la presión, el juego se aburrió y el italianizado pulso entre Arrigo Sacchi y Claudio Ranieri ensució definitivamente la vistosidad del partido. Porque el ahogo del adversario es la otra característica de lo propuesto ayer. Los equipos que juegan a la italiana viven para presionar, pero no saben qué hacer después de haber conseguido quitarle el balón al otro. Acto seguido, mandan pelotazos a sus delanteros para llegar cuanto antes a la portería enemiga, aunque para ello tengan que hacer correr a sus puntas, la mayoría de las veces hacia ningún sitio claro. Los partidos con dos conjuntos de ese corte se convierten, así, en un ir y venir de balones largos y bombeados, sin ninguna presencia del centro del campo. El Atlético de Madrid, con un claro 4-3-3 buscaba los pasillos por las bandas, pero no encontraba ni la velocidad de Jordi Lardín, ni el remate de José Mari, ni la espontaneidad del uruguayo Correa.

Por su parte, Ranieri volvió a hacer un regate en el último instante. Angulo se quedó en el banquillo para dar entrada a Farinós, con lo que el esqueleto del equipo se armó con un 4-4-2, dibujado con un rombo en el centro del campo con Milla como presunto organizador, Mendieta a su derecha y Schwarz a la izquierda, y con Farinós en la teórica mediapunta. Pero todo era eso, teórico. En realidad, el centro del campo valenciano no estuvo para construir juego, sino para destrozar lo más posible la capacidad ofensiva del conjunto rojiblanco.

Es decir, todos con la intención de tapar al trío formado por Radek Bebjl, Vladimir Jugovic y Zoran Njegus. Un triángulo formado, básicamente, para similar función que el contrario... Así, el Atlético de Madrid sólo encontró algo de peligro apoyándose en faltas próximas al área de Cañizares. No obstante, el Valencia tampoco era capaz de encontrar el balón. Ilie apenas entraba en juego y Lucarelli se desesperaba sin mucho sentido, aunque pudo mostrar su fogosidad efervescente y su hambre de balón inútil. Ni siquiera mostró la cualidad para la que parece ser que se le trajo, su oportunismo de cara al gol. El delantero italiano no fue capaz de rematar dentro del área pequeña un balón que Molina no atrapó en el aire. Por fortuna para el Valencia, al lado de Lucarelli estaba un jugador como Ilie, que tuvo tiempo de avisar antes de dar la puntilla en la segunda parte. Schwarz puso el toque y habilitó al rumano, que le regaló a Molina un disparo sin veneno.

Ni tan siquiera la lesión de Angloma alteró los planes de Ranieri. El italiano dio entrada a Soria y mandó a Bjorklund a la banda, un mundo entero a recorrer por el sueco para dar algo de profundidad al ataque valencianista. Sin embargo, Sacchi, entre el tedio y las continuas interrupciones del juego, leyó el partido a la perfección y se decantó por un 4-4-2 pasando a Lardín a la parte izquierda del centro del campo, una posición más natural, con la intención de aprovechar las carencias del defensa sueco.

En la reanudación, Ranieri prescindió de la presencia de Milla para buscar la velocidad de Angulo. El centro del campo jugó en línea, con Farinós por la izquierda y Angulo por la derecha. Mientras, Sacchi sólo se decantó por el talento de Kiko, que entró por un empañado Correa. El Atlético sólo inquietaba a balón parado. Jugovic le pegó con todo y el esférico pasó rozando el poste. La mejor ocasión de los madrileños llegó en el minuto 59. Lardín ofreció un centro preciso a José Mari que, viniendo desde atrás, sólo encontró la grada. Entonces apareció definitivamente Ilie, rompiendo en alguna ocasión el fuera de juego que machacaban constantemente los rojiblancos y, además, se encargó de protagonizar el único tanto del partido. Fue un perfecto centro al segundo palo que regaló a Angulo el gol del triunfo. Entonces, el Atlético se diluyó y el Valencia se armó de consistencia para obtener un triunfo menor.